la casa de la botánicay el origen del Jardín Botánico de Bogotá
Por: XAVIER MARQUINEZ
Departamento de Biología, Universidad Nacional de Colombia


Introducción
El pasado se actualiza en el presente en forma de legado, el futuro se anticipa en el presente en forma de proyectos. Sin memoria, no podemos gestar buenos proyectos como ciudad, ni como nación. Desafortunadamente somos una sociedad amnésica, la Casa de la Botánica, el lugar donde comenzó a gestarse la ciencia en Colombia, es hoy un patrimonio olvidado.


Período colonial

La Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada puede dividirse en dos períodos: entre 1783 y 1790 funcionó en Mariquita en una casa con un gran solar donde José Celestino Mutis construyó un primer jardín botánico. Dicha casa y jardín en ruinas fue pintada por José María Gutiérrez de Alba durante su viaje a esta población (1874, Fig. 1a). Hacia 1970, el virrey José de Ezpeleta solicitó a Mutis el traslado a la capital de la Expedición para el desarrollo de la Flora de Bogotá. En carta del 24 de febrero de 1790, Mutis pidió tiempo para terminar los trabajos que sobre la flora de clima caliente y medio tenía entre manos, solicitó además la Casa del Rey que había servido de renta del tabaco y fábrica de rape (tabaco en polvo), la cual era espaciosa, para albergar las diferentes estancias y contar con un jardín para los depósitos de las plantas vivas (Pérez-Arbelaez, 1967). En carta del 29 de octubre de 1790 el virrey le señaló que la casa en cuestión ya estaba “desembarazada de los tabacos y demás que el Rey tenía en ella” (Fig. 1 b-e). La casa quedaba a un par de cuadras de la Plaza Central, en la esquina de la calle de la carrera, llamada así “porque a fines del siglo XVII iban a ella airosos jinetes a mostrar a sus damas el brio de sus elegantes bridones” (Samper et al, 1934). El 16 de enero de 1791, Mutis con gran tristeza emprendió el camino a Bogotá (Cerrato, 2012). La expedición se consolidó en la capital durante dos décadas más y el 15 de julio de 1801 llegaron a Santa Fé de Bogotá Alexander von Humboldt y Aime Bonpland, el recibimiento fue preparado con meses de anticipación. Bonpland se enfermó de fiebre durante la travesía por el rio Magdalena, por lo que la estancia se tuvo que prolongar hasta inicios de septiembre (Díaz-Piedrahita, 2000). En aquellos tiempos la Casa de la Botánica era “un edificio vasto que contenía los herbarios, la escuela de dibujo y la biblioteca” (Posada, 1934). En relación con la labor de la expedición botánica, Humboldt escribió a su hermano: “El rey dispone para la expedición botánica aquí mismo 10000 piastras por año. 30 pintores trabajan para Mutis desde hace 15 años, el posee de 2000 a 3000 dibujos tamaño infolio que son miniaturas. Despues de la de Banks en Londres, jamás había visto una biblioteca tan grande como la de Mutis” (Gómez, 2018). Al final de la expedición botánica serían 2945 láminas a color y 2448 en tinta negra de acuerdo con Cerrato (2012), aunque según otros autores ascenderían a 6318 en total (Hernández-de-Alba, 1986) o incluso 7617 (RJB-CSIC, 2023). En la Casa de la Botánica, además de los cerca de 14 pintores profesionales, funcionaba una escuela de dibujo que enseñaba gratis este arte hasta a 32 jóvenes de todos los estratos sociales (Schumacher, 1984; Cerrato, 2012). Hacia 1805 se proyectaba instalar en la Casa de la Botánica un laboratorio de química y se planeaba una Escuela de minas que serían dirigidos por Enrique de Umaña (Schumacher, 1986). El 2 de septiembre de 1808 falleció José Celestino Mutis y el 17 de noviembre, Salvador Rizo, su albacea, hizo declaración ante notario y testigos de la última voluntad de Mutis, según la cual debía construirse, además del observatorio astronómico y del jardín botánico, un museo de ciencias naturales, un laboratorio quimico-físico y una biblioteca pública (Segura, 1995). La casa de la botánica también se le llamó casa de los secuestros (Segura, 1995), pues en ella funcionó la Junta de Secuestros que fue creada por Pablo Morillo el 20 de junio de 1816 para embargar los bienes de aquellos que habían participado en la insurrección que comenzó el 20 de julio de 1810 (Ibañez, 1891). En este mismo año de 1816, bajo la supervisión de Sinforoso Mutis, se hizo inventario y se guardaron en cajones las láminas botánicas y zoológicas, los ejemplares de herbario, los libros de campo y anotaciones, y los demás enseres de la expedición botánica en 104 cajones, los cuales llegaron al Jardín Botánico de Madrid en 1817 (Hernández-de-Alba, 1986). La mayor parte de la biblioteca, tan admirada por Humboldt, permaneció en Colombia y fue nacionalizada en 1822 por decreto del general Francisco de Paula Santander, quien la traslado a la Biblioteca Nacional. Actualmente 4600 de estos libros de historia natural, biología, astronomía, medicina y geografía conforman el Fondo Mutis (BNC, 2023).


Período republicano – siglo XIX

El 17 de diciembre de 1819 Colombia se autoproclamó como república por medio de su Ley Fundamental y muy pronto buscó el reconocimiento por parte de las potencias extranjeras y la consolidación de mecanismos propios para generar su desarrollo y progreso como nación. Para este último propósito, se requería que la naciente nación hiciera buen uso de sus recursos naturales y minerales. Al botánico y diplomático Francisco Antonio Zea se le encomendo la misión de representar diplomáticamente a Colombia en Europa (Rodríguez-Prada, 2008). Antes de fallecer en 1822, con ayuda de Alexander von Humboldt y George Cuvier dejo lista la que luego se denominó “misión Zea” en la cual cinco jovenes naturalistas vendrían a Colombia para “reanimar la agricultura y la minería y abrir de una vez las fuentes inagotables de la fortuna pública de un país tan extraordinariamente favorecido por la naturaleza” (Bateman, 1956). Los cinco jóvenes fueron: Mariano Eduardo de Rivero y Ustariz (ingeniero de minas, geólogo y químico), Jean Baptiste Boussingault (ingeniero de minas), Jacques Bourdon y Justin Marie Bourdon (naturalistas) y Francois Dessire Roulin (fisiólogo). Para hacer efectiva la misión se expidió el decreto 117 del 28 de julio de 1823 que ordenó la Creación de un Museo de Historia Natural y de la Escuela de Minas, cuya sede sería la Casa de la Botánica. La misión debía traer libros y tecnología necesaria para equiparla, así como determinar las cátedras que debian darse. La escuela funcionó entre 1824 y 1825 abriendo un número restringido de cátedras, en tanto que el Museo que ocupaba dos salas incluía algunas colecciones de mineralogía traídas de Europa o recogidas en el país, muestras de botánica y zoología del gabinete de historia natural (Segura 1995). Los botánicos colombianos Juan María Céspedes y Francisco Javier Matiz regentaron la cátedra de botánica y recomenzaron la elaboración de un herbario y un Jardín Botánico. Adicionalmente, al Museo se fueron incorporando también antigüedades y curiosidades indígenas, así como objetos de historia y arte (Rodríguez-Prada, 2008). La casa de la botánica siguió siendo sede del Museo Nacional y estuvo incorporada a la Universidad Central de Bogotá hasta 1842, cuando el gobierno la vendió. En 1850, la Universidad Central de Bogotá cerró durante el radicalismo liberal. En 1849 el presidente Tomas Cipriano de Mosquera recuperó la Casa de la Botánica y la adaptó como sede de la Escuela Militar, instituto que estuvo dirigido por el geógrafo Agustín Codazzi. Un sector se destinó a la escuela y otra parte a Jardín Botánico (Segura, 1995). A partir de 1950 la Casa de la Botánica fue sede de la Comisión Corográfica (1850-1862). Ibañez (1891) señaló que “la casa donde falleció el señor Mutis, […] fue reconstruida a mediados del siglo XIX y hoy está marcada con los números 173 y 175 de la carrera 7ª”. Forero (1934) señaló que hasta 1867, el solar intermedio entre la casa de la Botánica y el Observatorio Astronómico formaban parte de un solo lote de terreno sin solución de continuidad y que, solo entonces, se edificaron casas entre uno y otro. Entre 1888 y 1890 se construyó además el Teatro Municipal, primer teatro público de la capital, en los terrenos al norte del Observatorio Astronómico, antiguo solar de la Casa de la Botánica, junto con algunos otros anexos. La inauguración tuvo lugar el 15 de febrero de 1891 (Torres, 2020).


Período republicano – siglo XX

No se sabe nada de las vicisitudes de la casa de la botánica a finales del siglo XIX. En las primeras décadas del siglo XX, la Casa fue sede del Liceo de Pio X, fundado por José Joaquín Casas (Samper et al, 1938). Luis Núñez Borda (1872-1979), realizó un oleo que incluía la casa de la botánica (Fig. 1b), basado en un dibujo del artista Domingo Moreno Otero (1882-1946). Esta y otras 97 obras de este autor se utilizaron para ilustrar el libro Bogotá 1538-1938: homenaje del municipio de Bogotá a la ciudad en su IV centenario de Daniel Samper Ortega y colaboradores (1938). Desafortunadamente, la mayoría de las obras mencionadas se quemaron el 9 de abril de 1948 en la Casa de los Oidores, los restantes fueron colgados en la cafetería del Consejo de Bogotá, en 1955 obsequiadas como obras sin valor a un parroco, quien las empleó como pago a su chofer (Prada-Jurado, 2012).


Primera controversia: sobre el lugar de residencia de Humboldt y Bonpland en Santafé de Bogotá

En 1934 se cumplían 165 años del nacimiento y 75 años del fallecimiento de Alexander von Humboldt y el Cabildo de la ciudad de Bogotá decidió enaltecer la memoria de este personaje colocando una placa en la casa que habitó durante su estancia en la ciudad en 1801. Para ello debía determinarse su ubicación, labor que recayó en los historiadores Eduardo Posada y Manuel José Forero. De acuerdo con ellos, existían entonces dos versiones. Schumacher (1984, [1884]), en la obra traducida y reeditada 100 años después, pone en boca de Humboldt lo siguiente: “La viuda del hermano de Mutis, a la cual este sostenía, había venido hacía algún tiempo de Bucaramanga. Mutis le hizo desocupar la casa, para que disfrutáramos de vivienda apropiada, con patio, jardín y cocina”. Florentino Vezga (1884) incluyo un grabado de Joaquín Franco Urdaneta de la casa donde habitó Humboldt en su estancia en Santa Fe (p.353; fig. 2a) y señaló: “la modesta casa que ocupó el ilustre huésped, durante su permanencia en Bogotá, [….] allí departía con nuestros hombres de ciencia de aquella notable época”. Ibañez (1891), en Crónicas de Bogotá escribió “En Bogotá se les tenía preparada a los ilustres viajeros una casa en la actual calle 12, señalada hoy con el número 288, que se conserva todavía casi intacta, pues ha escapado a la transformación arquitectónica que convierte las vetustas moradas de Santa Fe en las elegantes construcciones del Bogotá moderno”. Los dos historiadores comisionados incluyeron una foto de la casa en 1934 (Fig. 2c). Luego de esta comisión, esta versión ha sido apoyada por Darío Rozo (1959) quien describió en detalle la casa y, mas recientemente, Alberto Gómez en Humboldtiana Neogranadina (2018), quien incluyó una foto de la misma (Fig. 2b). Pero los historiadores de 1934 llegaron a una conclusión diferente, Eduardo Posada, señaló que en tres cartas diferentes de Humboldt indicó que su residencia fue directamente la casa de la Botánica, que además era donde residía Mutis. Efectivamente en dos de las tres cartas dice escuetamente que vivieron en casa de Mutis; pero en la tercera, dirigida a su hermano, que fue escrita unos días después de salir de Bogotá, dice con claridad: “Mutis nos había arreglado una casa cerca de la suya, y nos trato con una amistad excepcional” (Gómez, 2018). Los historiadores insistieron en señalar que la Casa de la Botánica era donde residía Mutis “en el Correo Curioso, períodico que se publicó aquí a finales del siglo XIX, hay un aviso que ofrece alguna mercancia, y en el se da esta dirección: en la Calle de la Carrera, en la tienda que hace esquina debajo de la casa del señor Mutis” (Posada, 1934). Pero que la Casa de la Botánica fuera la residencia de Mutis no implica que fuera la casa de residencia de los viajeros. En 1869, José Manuel Groot afirmó “Humboldt visitó repetidas veces la casa del Instituto Botánico, y en ella pasaba muchas horas en sabias conferencias con el seños Mutis, quien le manifesto de todos los trabajos que estaban a su cargo y bajo su dirección” (Groot, 1953).


Segunda controversia: ¿Cuándo fue demolida la Casa de la Botánica?

La conclusión equivocada de Forero y Posada en 1934, era que la casa que habitaron Humboldt y Bonpland en 1801 era la misma Casa de la Botánica, la decisión debía ser que la placa tendría que colocarse en ella. Sin embargo, esto fue el origen de una nueva controversia: según Posada (1934) “en la Calle de la Carrera fueron demolidas las vetustas edificaciones de la Expedición Botánica, y ahí se levantaron varias casas” […], “la residencia de Mutis existió en el sitio en donde hoy [1934] se levantan los muros de la casa de propiedad de la muy respetable dama doña Manuela Sáenz de Londoño, en la intersección de la calle 7.ª o calle de la Carrera”. Por todo lo anterior, la decisión fue colocar la placa conmemorativa a Humboldt y Bonpland en el Observatorio Astronómico (Montaña-Cuellar, 1934; Fig. 2d). El sitio donde se ubicaba la Casa de la Botánica no presenta ninguna duda, pero queda por resolver cuando fue demolida: si ocurrió en algún momento previo a 1934, o si lo fue en 1953. Para 1934 existían ya planes de urbanismo relacionados con la modernización de la ciudad. En mi opinión, dichos planes presionaran al cabildo de la ciudad para no identificar aquellas casas como de importancia patrimonial, lo cual hubiera impedido o dificultado su demolición. Según mi interpretación, los actos que precedieron u ocurrieron poco después de la conmemoración de los 400 años de Bogotá, y que buscaban modernizarla, seguidos de los eventos del Bogotazo que se sucedieron a partir del 9 de abril de 1948, dieron el golpe de gracia final a la Casa de la Botánica, junto con otras edificaciones, como la casa de Camilo Torres. En 1939 se propuso la construcción de la Avenida Santander entre el Capitolio Nacional y la iglesia de San Agustín (Fig. 3a). La propuesta buscaba crear varias construcciones simétricas a lado y lado de esta avenida para colocar en ella dependencias y ministerios del gobierno nacional, lo anterior implicaba la demolición de las edificaciones de las dos manzanas al sur del capitolio. El proyecto también contemplaba la demolición del Claustro de Santo Domingo y su iglesia vecina, así como del claustro de San Agustín (Barón-Leal, 2022), este último se salvó, afortunadamente, y hoy hace parte del patrimonio restaurado y bajo la tutela de la Universidad Nacional de Colombia. De acuerdo con planos y fotos de los años 40s (Fig. 3b-c), la manzana sur del capitolio fue dividida por la mitad por la avenida nombrada. Separándose la Casa de la Botánica de su solar, donde aún se encuentra el Observatorio Astronómico, y donde alguna vez estuvo el Jardín Botánico de Mutis. En 1951 fue demolido el Teatro Municipal de Bogotá, primer teatro público de la ciudad, algunos aducen un incendio, otros que al ser sitio de reunión de Jorge Eliecer Galán con los liberales en vísperas del Bogotazo, su demolición fue decretada en los gobiernos conservadores que sucedieron a este evento. En 1953 el historiador Guillermo Hernández de Alba tomó dos fotografías de una casa en demolición en el lugar donde estuvo la Casa de la Botánica (Fig. 1 c-d) que mostraban la fachada por el frente, y las ruinas de la misma por detrás, incluyendo además el Observatorio Astronómico. En 1984, la artista Adriana Espinosa Calle las utilizó para generar un famoso grabado que representa la Casa de la Botánica (Fig. 1e) y que apareció originalmente en la reedición del libro Mutis: Forjador de cultura de 1984 de Hermann Albert Schumacher (1839-1890). Dicho grabado, reproducido en otros libros históricos y en la página oficial del Museo Nacional es la única imagen detallada que existe de la histórica casa (Espinosa, 2015). Es difícil pensar que Guillermo Hernández de Alba, un experto en edificaciones históricas, que escribió no solo libros, sino decenas de artículos en el Tiempo sobre ellas, y que además era experto en José Celestino Mutis, pudiera identificar de manera equivocada la Casa de la Botánica en las fotos que se encuentran en el Fondo que lleva su nombre en la Biblioteca Luis Ángel Arango. El padre Enrique Pérez Arbeláez, quien vivió en Bogotá al regresar de su doctorado en Alemania en 1926, hasta su fallecimiento en 1972, escribió que la Casa de la Botánica fue demolida en la década de 1950, “borrando hasta los cimientos [….] iniciativa de urbanistas insensibles a lo histórico”, siendo el Observatorio Astronómico el único edificio salvado de las demoliciones de esa manzana, que por fortuna rodearon de verjas y jardines e instalaron en el a la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y a la Sociedad Geográfica de Colombia” (Pérez-Arbeláez, 1967). Paradójicamente, en la cuadra demolida nunca se construyeron los edificios programados en los planos de 1939. Entre 1953 y los años 70s funcionó en su lugar un parqueadero, actualmente el espacio incluye a la Plaza de Armas de la Casa de Nariño y la Plaza Rafael Núñez.


Conclusiones

La Casa de la Botánica, no solo fue sede de la Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada, sino también del Museo Nacional, de la Universidad Central de Bogotá y de la Comisión Corográfica, erigiéndose como el lugar más importante de la ciencia en Colombia durante el período Colonial y el inicio del período Republicano. La demolición del Teatro Municipal de Bogotá en 1951, seguido por la demolición de la Casa de la Botánica en 1953, en cuyo lugar se construyó posteriormente la Plaza de Armas del Palacio de Nariño refleja la poca importancia que le hemos dado a la cultura y a la ciencia en Colombia. En el año 2023 se celebran los 220 años del Observatorio Astronómico, pero también se conmemoran los 70 años de la demolición de la Casa de la Botánica. El lugar del inmueble histórico donde comenzaron las ciencias naturales en nuestro país debería contar con una placa conmemorativa o un monumento que hiciera visible su legado.


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